domingo, 3 de noviembre de 2013

¿Quien tiene la culpa del silencio, tratamiento desnaturalizado y casi inhumano de la pareja Maduro Moros?


¡Esta Venezuela no es una pendejada! 
¡Es el futuro!
 
Aquí estamos otra vez con las mismas “pendejadas”: las declaraciones del impugnado se repiten, incesantes. Esta gente no puede ocultar el complejo terrible  que tiene y lo hace obvio cada vez que  le pica en la piel: ahora “consideró que Henrique Capriles Radonski “está obsesionado por el poder personal, por el apellido que tiene. Él dice que tiene derecho a la presidencia del País”. 

Vamos a ver... ¿A que llama este tipo “poder personal”? Primero, hay que aclarar que lo reconoce. Pero a qué llama  ¿“poder personal”? A lo que él ha ganado con inteligencia, esfuerzo y un coraje extraordinario. A esa entrega absoluta a la lucha por los valores y principios pisoteados por un poder corrupto, una arrogancia enfermiza, una ambición  demencial, un poder ilegítimo y desbordado? Ese “poder personal” es esa imagen que  lo tiene  metido en el alma desafiante de su País 

Y eso del apellido...¡por favor! De quien es la culpa que el Capriles Radonski sea  respetado y admirado por lo que significa un venezolano levantado en una familia de amor y respeto, de  trabajo y ternura, que se esforzó por levantar a sus hijos  para que se superaran y lograran poder ofrecer a su País lo mejor de sí para  conducirlo y servir? 

Es que  aparte del propio “impugnado” y sus cómplices, quien tiene la culpa del silencio sobre sus padres, del tratamiento desnaturalizado y  casi inhumano con la pareja  Maduro Moros....? Honrar, honra. Y este País  siente, comparte, esa relación de Capriles con sus padres. Así como  no puede aceptar con indiferencia esta obstinación en ocultar, en silenciar, a quienes le concibieron.

Que Henrique diga que  tiene derecho a la presidencia del país, es otra de esas “pendejadas” típicas del impugnado.  Todos tenemos ese derecho.  Lo que no se permite es usurpar ese derecho.   Lo que indigna y termina por condenar a quien violente ese derecho es que se delegue el destino de millones de venezolanos  por una decisión personal de un militarsote golpista que se sabe moribundo. Esa farsa que pesa como una maldición, si no es pendejada. Venezuela no es país de  maldiciones ni se perpetúa en una infinita lamentación.  

Ya está bueno de amenazas, calumnias y odio. Sigue con que va a meter preso a quien le desconozca...donde va a meter a esos millones que estamos listos a   ganarle otra vez?

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ISA DOBLES