martes, 26 de noviembre de 2013

Anaqueles vacíos

Ya comienzan a notarse más los anaqueles vacíos… porque ése es el problema. Que no los van a llenar otra vez.




Esta masa confusa, esta ignorancia útil conducida por la irresponsabilidad y la mediocridad humana y política que hace colas frente a las tiendas de departamento en cada amenaza, cada desatino de este hombre desbordado en esta carrera al abismo irrefrenable y disparatada sin medir consecuencias, espanta al más “pintado”.


El cuadro que hoy enseña Venezuela es trágico.


Los principios, que hacen la diferencia entre los venezolanos que corren a “vaciar anaqueles” y los que los ven correr, no es una lucha de ideas o partidos. Es un choque de principios. El que no considera robar aunque pase hambre y el que corre a robar aunque no sea por hambre sino porque le resulta fácil somos la Venezuela de hoy. Y esa es la que se va a encontrar el 8 de diciembre.


Estas medidas, estas emboscadas, estas perversas acometidas de increíble miserabilidad, impactan, harán brincar a muchos, pero una vez pasen estas elecciones, ni se volverán a llenar anaqueles ni volverán inversionistas ni devolverán trabajos, ni bajarán los precios, ni devolverán exilados, ni soltarán presos ni dejarán de asesinar en cualquier calle ni mejorará la economía ni las madres que tienen que dormir o esperar con sus hijos en los pisos sucios de los hospitales dejarán de hacerlo ni los militares dejarán de matar ciudadanos ni los atropellos en la Asamblea cesarán ni la persecución política se acabará ni este silencio de los medios se romperá ni las complicidades con los tiranos dejarán de identificarnos ante el mundo ni las hordas vandálicas se detendrán si la Venezuela de respeto y paz, libertad y honor, no sale a cumplir con este desgarrador compromiso que tiene como única arma, el voto.


Los que hoy tienen televisoras, neveras, lavadoras no volverán a tener “golillas” como esta trastocando conceptos y principios. El destino de Venezuela no es este desenfreno, esta constante agresión. Es la democracia, esto no es.


Ninguna Nación crece en el odio y la corrupción.


En el alma de nosotros los que compartimos esta tierra querida, en lo más íntimo de cada uno, no pueden pasar “como si nada” los sucesos de estos quince largos años. Nunca nos imaginamos, ni en los más obscuros momentos, que se nos confrontaría asi con lo que somos, con nuestra historia y nuestras raíces.


Y cada día esta mordaza a nuestro derecho de pensar, de disentir, de debatir, nos ha reducido en nuestra capacidad creativa y nuestro entusiasmo.

Se nos ha despojado de la ilusión de ser venezolano.


No se ha descansado en esa intención de minimizarnos en nuestra autoestima, de todo se nos califica y acusa, en el discurso voraz y barato somos condenados por canallas que desafían historia y sentimientos.


Por eso estamos obligados al rescate, la defensa de los principios que establecen lo bueno y lo malo sin propósitos o intereses ajenos a la libertad, la justicia y la paz. Si va a viajar, cambie la fecha. Si no tiene como llegar, pida ayuda. 

No se traicione a usted mismo traicionando a Venezuela. Cuando usted nace, con sus huellas que ninguno otro tiene igual, se escribe: venezolano. 

Hágale honor a ese compromiso! Hoy, en este momento tan duro, no le de la espalda a cumplir con el oficio de ser venezolano.


¡Nos toca otra vez!



Columna original para NOTICIERO DIGITAL

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