viernes, 4 de octubre de 2013

Alejandro Oropeza Castillo


“Pescados Margarita” ...papá cumplía un sueño.  Mami “ lo sazonaba”

Hay veces que me gusta remontarme a viejos tiempos porque hace falta robarle la angustia a la Venezuela de hoy  y regalarle algo de ternura. Tengo el libro que estoy terminando, para recorrer cada segundo, cada minuto, de esas memorias dulces. Fueron tiempos duros, los militares no descansaban en sus intentos  y  las penalidades eran  cosas de todos los días para  el espíritu civil y sus esfuerzos por una Venezuela distinta de libertad y luz. Los invito a compartir una de esas vivencias  escritas con decencia y  empeño por mi padre, Alejandro Oropeza Castillo.  

“Papá no era un compañero fácil jugando dominó. Porque se empeñaba en desconocer el compromiso de respetar a su compañero  cuando le provocaba una “tranca”. Y la justificación era siempre la misma, gozando la travesura, los hoyitos a cada lado de su boca pronunciados  por la risa: “.- Prefiero  arrepentirme de haberlo hecho que de haberlo dejado de hacer”.-Y parecía ser casi como  un imperativo para él: hacer! Organizador como pocos, entusiasta y retador, no se daba por vencido hasta lograr su objetivo. Muy “Aries”. Había nacido un 4 de Abril. Y se ufanaba de su signo que era definido por los astrólogos o los que se decían serlo, como un signo “que no esperaba las circunstancias, sino que se levantaba a buscarlas”. Y así  encontró lo que sería otro de sus amores. La empresa que le permitiría culminar esa búsqueda afanosa, inclemente, en el mundo empresarial: “Pescados Margarita”. Iba a comprársela a Rafael Pardo en la Isla de Margarita., por lo que la familia entera volvió a mudarse, esta vez por un motivo de esperanzas.
Madrugaba para irse a pescar con la pequeña flota encabezada por Raimundo Amilibia, un vasco que entregó todo en ese sueño! en el mar que le estaba negado en la  lucha política que hervía en su espíritu, era otro. Nosotras íbamos a la escuela  y cantábamos el himno de la Isla:
Gloria a Margarita
La perla de Oriente
Gloria a Nueva Esparta
 Patria del valor
Pescados Margarita fue  su amor y su sufrimiento, como todo lo que importa en la vida. La dictadura presionaba, era  muy difícil  conseguir amigos que la gerenciaban  en ese tiempo difícil de Pérez Jiménez. Algunos se atrevieron.
Al final, después de incorporarse a la política en cargos públicos importantes, tuvo que dejarla... era drástico en principios: política y  negocios no podían ir juntos. La Colina y Pescados Margarita cerrarían ese ciclo de logros de ternura, de amor profundo, de orgullo y  felicidad.  La política le cobraría cruelmente  la entrega  personal., la pasión compartida. La primera la  dejó para encontrar la muerte. Tenía 53 años. Y unas ganas inmensas de vivir.

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