viernes, 23 de marzo de 2012

Un gobierno que se debate entre el chisme y las bolas.

Este gobierno es un gobierno chismoso. Como todos los que después de un tiempo comienzan a desnudarse ante la gente, están pendientes de lo que fulanito hace o dicen que hacen, de lo que zutanito le dijo a perencejo y lo que la comadrita supone que el compadre va a hacer. Y quienes lo saben, abusan de eso. El poder de la intriga se fortalece con esta plataforma que remueve, pone y quita funcionarios cuando el “chismecito comienza a rodar. Y quienes lo saben se mueven cómodos alrededor del comandante, y abusan de esa debilidad terrible que nutre la intriga y satisface la envidia. A Chávez, particularmente, le encanta un chisme. Y si es de farándula, más todavía. Pero eso lo debilita. Porque con el chisme corren juntos los intereses particulares y la falta de escrúpulos. Y cuando todo eso se enrolla, es muy difícil pisar firme. Un gobierno pendiente de un chisme es terrible. Porque el chisme no siempre es verdad. Cuando un “chisme” se convierte en “bola”? Cuando llega a la política? Un chisme es que el Presidente le pega a su mujer. Una “bola” es que van a nacionalizar los bancos. El chisme se pasa de boca en boca con cierto placer. La “bola” se advierte: “esto es una “bola”. Rumores, bolas y chismes tienen las puertas abiertas hoy en este país. “Que este militar recibe tantos barriles diarios y amanece cada día tantos millones de dólares más en su cuenta”. Ese es un chisme. La desinformación es el caldo de cultivo. Nos movemos sobre un fango peligroso, manipulaciones, mentiras, principios trastocados. Más que una lucha ideológica, esto es un desastre, un caos, un verdadero horror! Lo primero que se pierde con esta condición es la confianza, y entonces, todo se tambalea, los “sapos” viven su paraíso y los perversos se aprovechan. Una Venezuela al revés. Nada se cree y lo que siempre se pensó no ver se ve todos los días y lo que se creyó imposible aguantar se aguanta.
Uno tiene que reforzar su propio mundo, defenderlo, protegerlo de esa contaminación que nos manosea, nos toca en manos sucias y nos quiere llenar el alma de desasosiego y miedo. Nos toca apoyarnos con fé en nosotros mismos. ¡No nos queda otra!

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ISA DOBLES