jueves, 27 de octubre de 2011

José Gregorio Hernández



Exclusivo para mi blog.

Yo vi esta tarde a Hugo Chávez muy mal. No soy de las que están, como él asegura, deseando que lo esté. Insisto que primero, no soy un ser humano de odios eternos. No. Tengo mis sentimientos por él y no responden a una cosa personal. Yo soy muy poca cosa y mi País es muy grande.

Mi hijo Gustavo me decía el otro día que Venezuela era una hija para mí. Y supongo lo decía también con un velado reclamo porque no ha habido fuerza que me saque de aquí ni siquiera cuando como hoy necesito tanto de esos amores que son mi piel y mi sangre. Yo le “cobro” a Chávez lo que le hace a mi País. No a mí.

Hoy vivimos otro de esos shows montados para exprimir esta condición victimizada que aviva el corazón bondadoso de un pueblo manso. Ahora el responsable de su vida….y de su muerte, es José Gregorio Hernández. Si se cura y de verdad se recupera, es un milagro del doctor. ¿Y si no?

Pero José Gregorio está donde Chávez quiere que el pueblo lo tenga: en su corazón. Y como ha utilizado a todos, el más reciente el Cristo de la Grita, utiliza al médico que es patrimonio de todos los venezolanos de fé. O sea, José Gregorio está obligado a curarlo. Chávez se juega el prestigio y la devoción de los venezolanos en otra maniobra personalista y enloquecida. El hace y deshace a su antojo, demencialmente apuesta por la ignorancia y el servilismo que maneja como buen titiritero.

Según fuentes surgidas de la manipulación mediática que es el primer factor en la desinformación, Hugo Chávez sufre si, de un cáncer. Uno no se atrevería nunca a mentir en un caso sí. Pero eso no es impedimento para esta mente de graves desórdenes que no quiere soltar las riendas del poder.

Dirá, hará y manejará lo que quiera en este momento peligroso para su permanencia aunque San Fidel, el Cristo de La Grita, y ahora José Gregorio Hernández a juro formen parte de esta corte invocada a cada rato. José Gregorio Hernández conmueve por su sencillez. Ahora, obligado a un monumento para anticipar las gracias, debe estar desconcertado. Porque él no es así.

Mientras miles de venezolanos piden su ayuda sin ventajas, este hombre instalado en el alma de Venezuela, no puede perder su tiempo infinito en un hombre que no lo conoce y está confundiéndolo con un funcionario más obligado a obedecer.

Yo vi muy mal hoy a Hugo Chávez. Bueno….los milagros toman su tiempo. Ahora…es esto justo con José Gregorio Hernández?





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ISA DOBLES