sábado, 12 de febrero de 2011

Sí se puede, allí está Egipto

Gente. Mucha gente. Gente de Egipto.
Gente de este planeta, consistente, heroica. Con su “350”, todos, sin distingo de clases, edades, colores, decidieron su destino en un propósito único que invocaba la dignidad. La libertad. Jóvenes que no habían nacido cuando Murabak se instalaba en el poder, apremiaban la historia, ardorosos y seguros. “Si él no se vá, nosotros tampoco”. Madrugadas, mañanas, tardes y noches llegaban, se iban, volvían, en una guardia de honor a la democracia que alentaba sus corazones impacientes.
Desde Venezuela estábamos atados a esas imágenes, hechizados por esa demostración popular ejemplar y oportuna que inevitablemente nos tocaba de cerca. Era imposible no traer de esa memoria triste aquellas otras del Abril trágico que no podemos olvidar. Horas de emoción esperando escuchar de la renuncia del mandatario.
Horas de angustia y decepción cuando desvirtuó su renuncia en un discurso colmado de titubeos, alejado totalmente de la realidad que le rodeaba, de ese Egipto que hasta hace casi tres semanas parecía domado por la rutina política de un poder intocable. Ya no está…ya se fue. A otro palacio de donde también tendrá que irse. No es el final de esta historia, aquí comienza. Con un pueblo alerta que aunque respeta a sus fuerzas militares que ahora llevan el timón de cambios, constitución y elecciones, enseñó a unos y otros que es capaz de rescatar su país sin violencia, sin vandalismos, sin ese horror siniestro del silencio y la fuerza.
Yo no soy la única que viendo todo el proceso egipcio me emocioné. ¡Claro que no! Como no soy la única en asumirlo como una inspiración, como bien dijo el Presidente Obama. Porque a pesar de las diferencias entre los dos paises, de personalidades, condiciones, religiones, esto tuvo que ver con la imperiosa necesidad de ser libres, de tener ilusión de vivir, de crecer, de reir, de amar y pensar, de disentir y respetar.
Ver a aquel hombre distante del momento que se vive, ajeno a aquellas voces reclamantes, sumergido en una versión personal, enfermiza, como si todavía tuviera ese poder que ya le había quitado el alma encendida de su gente, era como ver una película repetida en una sala donde ya la gente, agobiada, no escuchaba , o cabeceaba. Y allí estaba su gente viva, despierta, resistiendo la cartilla monótona y cínica, devaluada por el vigor de esa energía desbordada de una juventud informada, intercomunicada, buscando opciones justas, su espacio y su momento. Imposible no tener a Venezuela en la referencia que estaba allí, frente a nuestros ojos haciendo palpitar apresurado el corazón.
Al lado de aquello, Venezuela perdía pantalla con su vergonzoso capítulo de violencia y agresión en el Congreso. Una novela desgastada, barata y absurda que pone a prueba a la gente que antepone los principios fundamentales de libertad y democracia sobre vicios, intereses y obsesiones enfermizas. Sí se puede.
Allí está Egipto. En UNASUR se hacen pactos contra los golpes de Estado a los que estamos acostumbrados en esta parte del mundo, como el intentado por Hugo Chávez contra Carlos Andres Pérez. Un golpe militar y hasta magnicida. Y esto? Cómo se llama esto? Porque habrá que tomarlo en cuenta en UNASUR ... se trata de la gente.

domingo, 6 de febrero de 2011

Arias Cárdenas, la estampa viva de la traición y el deshonor

El 4 de febrero, minimizado a su más empobrecida dimensión, resultó tan “ligero” como la explosión de Cavim en la manifestación oficial. Pero dejó imágenes lastimosas que servirán el día de mañana para avivar el análisis crítico de un país libre preguntándose que hechizo le rociaron desde el infierno para soportar tanta vileza demencial, tanta humillación a los principios y valores de la familia venezolana, tanta corrupción y manoseo, tanta inmoralidad y odio.
Una de esas imágenes, la de Hugo Chávez gordo, uniformado, al lado de un zuliano que es la estampa viva de la traición y el deshonor y averguenza esa tierra de valientes pisoteando su espíritu de libertad.
Hugo Chávez Frías y Francisco Arias Cárdenas. “A los militares que participaron en el golpe de Estado y que hoy se distanciaron les dijo: "Yo creo que el sólo hecho de estar aquí este hermano mío (Arias Cárdenas) y yo, es un ejemplo de que cuando hay conciencia no importa lo que ocurra y siempre seguiremos el mismo camino, como estamos ;Pancho y yo, es un ejemplo que quiero que ustedes lo vean. No importa las diferencias que tengamos, pero una sola debe ser nuestra causa, la causa bolivariana, la socialista, el proyecto bolivariano, eso es lo que nos une"
Todavía está muy cerca esa y que “diferencia” entre los dos, cuando Arias Cárdenas, asumiendo un papel de demócrata, lo insultó y acusó de asesino, corrupto, traidor, y con una gallina en la mano abundó en insultos y epítetos irrepetibles. En esta frase, el golpista reconoce esa condición que lo sacó de la obscuridad del cuartel y la servidumbre obligada en un atentado que pretendió hasta asesinar al Presidente Constitucional y su familia con esa “conciencia” de “no importa lo que ocurra”.
Hoy Pancho, el de la gallina, el de la traición, es un “ejemplo” que Chávez ofrece a Venezuela porque en la revolución y el “proyecto bolivariano” esas amoralidades no importan, al contrario, unen.. “En cadena nacional, Chávez aprovechó la oportunidad para pedir unidad dentro de las filas revolucionarias. :sigamos fortaleciendo el PSUV y nuestro aliados, sigamos conformando el gran Polo Patriótico, de eso dependerá el futuro de Venezuela". O sea, y eso es lo que tiene que ver Venezuela, estos dos hombres, es lo que será Venezuela con ellos a la cabeza conduciendo la en un mar de cinismo, irrespeto y venganzas.
Asi como manoseran y ensucian a las Fuerzas Armadas llamadas a no obedecer hombre alguno sino Nación, así corromperan el espíritu de nuestras generaciones “Arias Cárdenas tomó el microfono antes que el Presidente y afirmó: "El Zulia es revolucionaria, de eso no queda duda".” Todavía no quieren aceptar que el Zulia, en su gran mayoría, no se engaña como no se engaña ya Venezuela. Una y otra vez se lo demuestran, pero no les importa porque es el poder embasurado de analfabetismo, odio y militarismo, que la Democracia les dice que no en cada oportunidad que la opresión los pone a prueba.. Ya no pueden ir a sitios públicos a codearse con la gente. Ni a un teatro, ni a un juego, nisiquiera a un almacén.
Tienen que moverse con una legión de escoltas armados hasta los dientes y mantener a la gente tras trincheras de terror y culpas.
Tras doce años, pide perdón... Pero ya él sabe que la mayoría de venezolanos traicionados que siguen diciendo que no, tampoco lo perdona.