domingo, 29 de agosto de 2010

Las opciones son dos: o lo enfrentamos con todo o de una vez nos entregamos a la barbarie.

Ya sabemos como es la cosa. El simulacro y las bombas lacrimógenas en otra actuación lastimosa de la Guardia Nacional son obvias indicaciones de lo difícil que este régimen nos va a poner la decisión el 26 de septiembre. Lo que hay es que prepararse. Las opciones son dos: o lo enfrentamos con todo o de una vez nos entregamos a la barbarie, al autoritarismo y este morir lentamente que es el atropello a nuestros valores y la humillación vil y constante de un poder inescrupuloso y cruel.

Hay que enfocarse en el significado que tiene para la democracia esta elección parlamentaria. Un país como Venezuela está obligado a dar al mundo que la conoce digna, progresista, pacífica, cordial, un ejemplo de coraje y conciencia y una lección de compromiso con su historia de libertad y paz. A mi me da una inmensa rabia cuando veo en encuestas o escucho opiniones que dan por cierto un índice estimado de “nini”. Ese término que tanto daño hace en un momento cuando la indolencia es casi una traición a quienes han muerto, a quienes están presos por caprichos de una mente enfermiza, a quienes lloran cada día seres queridos, a quienes ven el vandalismo político arrebatarles lo que les ha costado esfuerzo y tiempo, a quienes pasan hambre mientras la ineficacia de unos cuantos queman toneladas y toneladas de alimentos, a quienes mueren sin saber que su destino es durar días en una morgue apiñados mientras sus familiares esperan con la nariz tapada afuera, a quienes mueren en hospitales donde ya no hay sitio o gasas o luz para operar en el quirófano, a quienes todavía les falta el agua, la luz…

Los “nini” no son justificables ante la arremetida indecente y cínica contra los medios, contra hombres trabajadores y decentes que han dado una imagen productiva de excelencia. Estamos viendo acciones que no nos son desconocidas. Pero a pesar de esta actitud contenida, tal vez demasiado pasiva, hemos cambiado. El valor no tiene que demostrarse con la imprudencia. Enrique Mendoza llamaba hoy a no caer en provocaciones. Podemos asegurar que somos expertos en ese arte. Pocos pueblos pueden afirmarlo con tanta certeza. Uno está siempre esperando la próxima provocación. Que no está siempre en la orden canalla del “Comandante”. Está en la falta de luz, en el número de muertos, en las bandas armadas, en la policía corrupta, en el costo de la vida, en la risa de Izarra y las vulgaridades de Chávez., en Pudreval.

Si Chávez nos manda a demoler con su “operación arrase” creada por Aristóbulo es porque tiene miedo. Hoy el miedo está del otro lado. Jamás el miedo ha ganado una batalla que no gane primero el valor.

El 26. Llueva, truene o relampaguee!

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ISA DOBLES