domingo, 4 de abril de 2010

Hoy cumpliría cien años mi padre…..

ALEJANDRO OROPEZA CASTILLO

Siempre que se me pregunta por el acontecimiento o vivencia más sentida, más trascendente de mi vida tengo que volver, y con mucha felicidad, al día que encontré a mi padre.
Eran las postrimerías de los años treinta, después de la muerte de Juan Vicente Gómez cuando Venezuela volvía a la vida después de una larguísima dictadura..Gobernaba entonces el Gral. López Contreras, pero los líderes que surgían no podían confiarse y algunos tuvieron que permanecer escondidos, enconchados, mientras gerenciaban su condición política.
Entre ellos, Alejandro Oropeza Castillo. El que decidió ser nuestro padre. Nosotras, mi hermana Julieta y yo sabíamos que estaba en la vida de nuestra madre. Porque en cotidianos razonamientos lo mencionaban mi madre y mi abuela Fermina, quien había llorado las lágrimas destinadas a un matrimonio fallido de una hija con mamá, y se resistía a esta relación.
Pero de repente comenzaron a pasar cosas……Nuestra tía María luisa llegó a probarnos unos vestidos blancos de organdie que picaban muchísimo por la tela. Mamá se esmeró en peinarnos, Julieta era una “Shirley Temple” de rizos dorados y yo me moría de envidia con mi pelito lacio cortico. A veces, cuando mami le cortaba el pelo yo recogía rizos y me los pegaba sobre el mío, pero se caían. Mi cabello era una calle recta donde pasar de largo.
Y llegó el día. A las nueve de esa mañana ya estábamos en la calle que es hoy la avenida Lecuna, bajo el sol ardiente soportando la picazón con el organdie y esperando que en el cerro colmado de ranchos, (tal como estan hoy setenta años después) se prendieran tres veces las luces para poder subir. Los seis ojos no se movían del cerro. Mami nos había contado una historia apasionante y estábamos cautivas de ella. Esas lucecitas se prendían y apagaban para darnos la bienvenida y alumbrarnos el camino. Era tal la ilusión que el sol brillante e hiriente no existía ya. “Van a conocer a Alejandro a quien yo quiero mucho”.-
Nosotras adorábamos a mamá y nuestra abuela había cumplido con lo que una abuela debe hacer: contarnos la dureza de su joven vida. Levantarse muy temprano a trabajar desde los 14 años, sacrificarse casi sin dormir trabajando también en las noches tecleando su maquinita de escribir, sin ningún apoyo” porque el papá de ustedes fue un sinvergüenza”. Una vez le preguntamos por qué era un sinvergüenza. Y la respuesta vengativa fue rápida: “porque la familia lo malcrió mucho y es un irresponsable”. Y punto final. No lo conocíamos, no existía.
Las luces se prendieron y llegamos a un rancho, rancho, rancho. Con mucho sigilo y después de ver a todos lados, nos metimos por la parte de atrás. Había una destartalada escalerita de tablas y comenzamos a subir. En la parte de arriba estaba él. Ojos grandes, cabello negro obscuro, brazos extendidos. Julieta y yo corrimos prácticamente las dos últimas tembleques tablas . El se agachó, una a cada lado , sostenidas por sus brazos: “Ustedes saben cómo me llamo yo”?.- preguntó. El coro pequeñísimo de dos niñitas ilusionadas contestó: “Papi”. El levantó los ojos y le dijo a mami que lloraba calladita: “Yo me llamaba hasta hoy Alejandro. Me gusta más “papi”. Y así fue.
Desde ese día hasta la mañana terrible de su muerte en un accidente de aviación, fue no sólo nuestro padre, sino el más cercano y querido amigo. Tuvo que esperar 20 años a que la adopción para oficializar esa relación nacida aquella mañana en San Agustín se diera, la burocracia no tiene ninguna cercanía con los corazones ansiosos. Cuando al fin llegó, le llevamos el certificado a Bolivia donde era Director Técnico de Las Naciones Unidas. Se lo pusimos en el arbolito y lo vimos abrirlo. Ya éramos seis hijos. Nunca hubo ninguna diferencia, ninguna duda. Allí, en nuestras vidas, había decidido el amor. Y yo no puedo ignorar en mi larga vida hoy, lo que ese gesto de generosidad y amor que fue creciendo con los años, ha significado. Como me ha guiado su personalidad sobria y alegre, su pasión por el orden y la honestidad, su voluntad creadora y su lealtad.
Era Aries. Nació el 4 de Abril de 1910. Nada ni nadie ha podido ensombrecer su figura ni su trayectoria. Murió con las “botas puestas” un día de los Inocentes cuando iba a cumplir la promesa hecha a unos trabajadores en Boconó, las cicatrices de los grillos de 60 kilos que pusieron en sus tobillos cuando tenía diez y siete años y trabajaba en la carreteras todavía estaban marcadas en su piel. A veces sueño con él, muy poco. Siempre está sonriendo, o ayudándome. Era buenmozo, su cabello blanco, blanco, aparecido muy prematuramente lo hacían reconocible de inmediato.
Su vida política, su afán empresarial, su ética humana, es un patrimonio de su familia pero también de Venezuela. Yo lo recuerdo tocando la puerta de una fiesta donde no estaba invitado, elegantemente vestido, preguntando: “A mí no me invitaron pero me encantaría estar adentro con ustedes….yo soy su vecino, Alejandro Oropeza”.- Y entrar con mamá detrás muerta de la vergüenza. Le encantaba eso! Pero lo que era lo decía por fuera. Porque siempre entraba. Como entró en nuestras vidas.
Hoy cumpliría cien años…..Uno de los mejores servidores de Venezuela y su democracia, lo traigo a ustedes como lo que lo mantiene vivo en la lealtad y el amor: como mi padre.

3 comentarios:

  1. Querida Isa,
    Y gracias mil por traernos a tu padre como ejemplo maravilloso de dignidad, amor por Venezuela, honestidad e integridad. Sin duda alguna, su legado es vital y sigue siéndolo a través tuyo. En este país convulso y venido a menos, yo le sigo apostando a la Venezuela que surge en la fortaleza de tus palabras y en la claridad de temples y fortalezas de los muchos ciudadanos dignos como tu padre.

    Gracias por esta dulce ventana que nos muestra y nos recuerda de qué está forjada esta patria: De gente maravillosa, digna, íntegra, noble, alegre, honesta.

    Gracias mil,
    Andreina

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  2. Que hermosa semblanza del amor. Del amor que todo lo puede y todo lo vence.
    Con ese mismo amor que te inculcaron, con ese amor que nacio adoptado pero que hoy es mas legitimo que cualquier amor, quiero mas que felicitarte hacerme eco de tu reconocimiento a tu padre, porque como el, hay muchos padres en Venezuela.
    "Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien y tus dias sean largos sobre la tierra"...Reza el unico mandamiento con promesa que contienen las Escrituras.
    Katiuska

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  3. He hermoso mensaje para los venezolanos de buena voluntad. Mis respetos sra. Isa. La recuerdo con mucho cariño de OPERACION CONTACTO

    Maria Luisa Hernandez

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Gracias por tu Comentario.

ISA DOBLES